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LOS ACUERDOS DE ESTAMBUL

Por Nikolay Tavdumadze; Embajador de Rusia en Colombia


El 22 de julio de 2022, en Estambul fueron firmados dos acuerdos interrelacionados: la Iniciativa del mar Negro elaborada para sacar cereales ucranianos y amoníaco ruso y el Memorándum Rusia-ONU elaborado para normalizar las exportaciones de productos agrícolas y abonos rusos. Este paquete de documentos fue aprobado por iniciativa y con la participación del Secretario General de la ONU, Antonio Guterres. Los objetivos anunciados eran garantizar la seguridad alimentaria global, reducir la amenaza del hambre y ayudar a los necesitados países de Asia, África y América Latina.



Sin embargo, los productos alimenticios ucranianos enseguida empezaron a ser sacados del país con objetivos meramente comerciales.


Los hechos y las cifras hablan por sí solos. Durante la vigencia de la Iniciativa, en total se exportaron 32,8 millones de toneladas de cargas, más del 70% de las cuales (26,3 millones) fueron enviado a países con nivel de ingresos alto y medio alto, incluidos los países de la Unión Europea. A los países más pobres, en concreto, Etiopía, Yemen, Afganistán, Sudán y Somalia les tocó menos del 3%, tan solo unas 922.092 toneladas.


Otra cosa muy importante. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la producción mundial de cereales en 2023 se ubica en 2.819 millones de toneladas. Lo que se pudo exportar de Ucrania en un año son 32,8 millones de toneladas. O sea, el 1,1 % de la producción global. Ahora, ¿será una manipulación decir que el cese de la Iniciativa es culpable de la crisis alimenticia mundial?



Por otro lado el régimen de Kiev usaba las garantías prestadas en el marco de la Iniciativa para realizar, bajo la cobertura del corredor marítimo humanitario, provocaciones y ataques a las instalaciones civiles y militares rusas. Lo que contradice al espíritu y la letra de estos acuerdos.


No ha llegado a funcionar en la práctica la otra parte de este paquete de acuerdos – el Memorándum Rusia-ONU. Con las hipócritas conversaciones sobre las necesidades de los países del Sur global y las sanciones que supuestamente no se aplicaban a los alimentos ni a los abonos como telón de fondo, Washington, Bruselas y Londres continuaron “acuñando” sus restricciones.


La entrada en Rusia de piezas de repuesto y equipo para la producción de productos alimenticios y abonos está prohibida, por ser productos “de doble uso”.


Todo el territorio de nuestro país es declarado zona de riesgos militares, siendo aplicadas unas tarifas de seguros desorbitantes.


Cuentas en el extranjero de las empresas agrícolas rusas están congeladas, a pesar de que las sanciones occidentales supuestamente “no afectan a alimentos ni a abonos”.


De los 5 objetivos previstos por el Memorándum Rusia-ONU no se cumplió ninguno.



Por fin, la historia con la reanudación del funcionamiento del ducto de amoníaco Togliatti-Odesa prevista por ambos Acuerdos de Estambul demuestra mejor que las palabras la actitud del régimen de Kiev y de la ONU con respecto a los compromisos asumidos.


Kiev simplemente hizo explotar, el 5 de junio de 2023, el ducto de amoníaco. La Secretaría de la ONU guardó un elocuente silencio.


En dichas circunstancias de evidente sabotaje de la puesta en práctica de los Acuerdos de Estambul carece de sentido continuar con la Iniciativa del mar Negro que no cumplió con sus objetivos humanitarios.


Ha llegado el momento de manifestar la declarada solidaridad de los aliados europeos de Kiev que pueden sacar los cereales ucranianos a través de corredores terrestres.



La verdad es que el trigo barato y de bajo nivel que entrará sin ningún control amenaza con acabar invadiendo los mercados europeos, provocando las protestas de los granjeros locales que ya se hacen notar.


Si es algo que realmente le preocupa a Bruselas, la Unión Europea puede perfectamente comprar dicho producto y, en vez de hablar de la lucha contra el hambre, proceder a enviarlo a los países necesitados.


Pero, a pesar de todo ello, dejamos la puerta abierta. Una vez vimos resultados concretos en vez de promesas y aseveraciones, Rusia estará dispuesta a considerar la reanudación de los acuerdos.


Publicada en primicia por El Tiempo.




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