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HÉROES PEQUEÑOS-GIGANTES

Actualizado: 21 feb 2023

Por Gabriela Castillo; Corresponsal de AL Press en Ecuador


El lunes 6 de febrero, dos terremotos de magnitudes superiores a 7,5 en la escala de Richter golpearon el sureste de Turquía y el norte de Siria.


Esta catástrofe natural dejó -hasta el lunes 13 de febrero- 31,643 fallecidos en Turquía y 4.574 en Siria.


Con esta cifra, estos terremotos se constituyeron en los movimientos telúricos más catastróficos de esa región, en los últimos 100 años.


Otro saldo de la tragedia son las 85.000 personas heridas tras el desplome de 12.141 edificios, solo en Turquía.


La emergencia activó al personal de socorro de 99 países. De ese número, 75 naciones están en la zona de desastre.



Al lugar acudieron alrededor de 9.677 profesionales de salvamento de Estados Unidos, Rusia, Qatar, Kuwait, Iraq, Irán, Israel, Ucrania, India, Pakistán, Bulgaria, Países Bajos...


También de organismos como las Naciones Unidas (ONU), la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Unión Europea (UE), Organización Mundial de la Salud (OMS), Médicos sin Fronteras, entre otros.


El equipo humano tuvo el tiempo en su contra. Con el paso de las horas, se redujeron las probabilidades de localizar sobrevivientes.


La tecnología se ha desarrollado en forma acelerada para casos de emergencia a causa de terremotos.


La tragedia fue fundamental para conocer el proyecto "Cursor", de la Unión Europea, que presentó robots y drones con los que se busca apoyar las labores de rescate de personas atrapadas bajo los escombros.


Estos dispositivos se movilizan sobre ruedas; tienen cámaras infrarrojas y térmicas.


Además, pueden examinar si el aire que sale de un orificio contiene CO2 o proteínas típicas de los humanos. De esta forma, la máquina puede localizar sobrevivientes debajo de los escombros.


Otro proyecto, denominado Icarus, desarrolló máquinas similares a una excavadora, capaces de levantar grava y partes de edificios pesados.


Lo particular es que la maquinaria puede ser manejada a un kilómetro de distancia, para no exponer al operador.


Pero existe un "contingente poderoso" que supera la capacidad de las máquinas y que ha salvado cientos de vidas con una capacidad de localización infalible: los perros rescatistas.



Hasta la zona llegaron 70 canes especializados en la búsqueda de personas. Por mucho, los canes todavía superan al desarrollo tecnológicos.


Las ventajas que tienen los perros son evidentes. Para la ejecución de Cursor e Icarus, es necesario identificar quién asumiría la producción en serie de estas máquinas que -debido a su alta tecnología- requieren inversión, sin tomar en cuenta el traslado a las regiones afectadas.


Las unidades caninas, en cambio, no dependen de electricidad ni de Internet. Solo obedecen a comandos de sus agentes.


Los rescatistas de cuatro patas tienen la capacidad de percibir más de 40.000 células por minuto que desprende el tejido humano. Además, detectan el sudor, las hormonas, la sangre e incluso, excrementos o la respiración de las personas atrapadas bajo los escombros.


Se calcula que un agente canino necesita cinco minutos para cubrir un área de 100 m2, mientras que el humano tarda 45 minutos.


Cuando los canes logran localizar a un superviviente, avisan a los rescatistas con acciones específicas: a través de ladridos o arañando en los escombros.



Tal es el ejemplo de Proteo, uno de los dieciséis cánidos enviados por la Secretaría de Defensa Nacional de México, a la zona de desastre.


El perrito -que rescató a dos personas- falleció durante su jornada de búsqueda.


Proteo no es un ejemplo aislado de heroísmo. Frida, una Labrador, también integrante de la Armada Mexicana es otro caso. La hembra cumplió nueve años de servicio, en los que salvó a 12 personas y recuperó más de 40 cuerpos.


No solo ha prestado sus servicios en México, sino, además, en los terremotos de Guatemala y de Ecuador.


También está Kublay, un oficial canino de la Policía Federal que participó en rescates en cuatro países. Es un pastor belga malinois y en sus ocho años localizó más de 70 víctimas en zonas de desastre.



Estos animales no dejan de sorprendernos. Son extraordinarios. De ahí que sus habilidades no se han podido sustituir por máquinas.


El ser humano no ha llegado a crear máquinas que puedan imitar el olfato del canino ni su capacidad de escucha. Seguimos confiando en ellos como el mejor acompañante para detectar personas, explosivos, drogas, billetes o armas.


Los perros cumplen su labor, incluso bajo el riesgo de sus vidas. Ellos son héroes. Y no lo saben.

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