Por Nanette Barragán; congresista estadounidense, presidenta del Caucus Hispano en el Congreso de EE.UU.
Al crecer en una comunidad latina, recuerdo las frases comunes “los nenes no lloran” y cómo debido a todos nuestros sacrificios tuvimos que “mantenernos fuertes” y “seguir adelante”. La salud mental no estaba en la lista de prioridades, y nadie hablada sobre el tema completamente. Era como si nuestras dificultades tuvieran que mantenerse en secreto.
Se han logrado avances para normalizar las conversaciones sobre la salud mental y en la búsqueda de ayuda, pero los jóvenes latinos todavía enfrentan una crisis de salud mental en Estados Unidos debido al estigma y la falta de acceso a los proveedores.
Estudios recientes muestran que los jóvenes latinos, tienen más probabilidades, que sus compañeros a sufrir problemas de salud mental como depresión, ansiedad o ideación suicida.
De acuerdo a Salud America! Mental Health & Latino Kids Report informa que menos del 8% de los jóvenes latinos con una condición de salud mental reciben tratamiento.
La población hispana/latina es el grupo minoritario más grande en los Estados Unidos, con más de 62 millones de personas.
Los jóvenes latinos forman una parte significativa de esta población, y enfrentan desafíos únicos que pueden contribuir a problemas de salud mental.
Muchos jóvenes latinos son estadounidenses o inmigrantes de primera generación, y también enfrentan las presiones de equilibrar su herencia cultural con las expectativas de sus compañeros y comunidades.
Además, muchas familias latinas enfrentan problemas económicos y falta de acceso a atención médica de calidad, lo que puede empeorar los problemas de salud mental. La pandemia de COVID-19 solo ha aumentado mas retos.
El presidente Biden y el Caucus Hispano del Congreso han trabajado incansablemente no solo para proteger el acceso a la atención de salud mental, sino para ampliarlo.
Como parte del paquete de fondos del gobierno del año fiscal 2023, aprobamos la Ley de Restauración de la Esperanza para la Salud Mental y el Bienestar, que fortalece y expande más de 30 programas críticos que apoyan colectivamente la atención de salud mental, tratamiento y prevención de trastornos por consumo de sustancias, y servicios de apoyo a la recuperación en comunidades de todo el país.
Gracias a este proyecto de ley, el aumento de fondos apoyará los esfuerzos aquí mismo en California para desarrollar sistemas de intervención temprana muy necesaria para apoyar la salud mental de niños y jóvenes, y también invertir en la integración de la salud conductual en la atención primaria pediátrica.
Otro proyecto de ley que aprobamos y que el presidente Biden convirtió en ley, la Ley de Comunidades Más Seguras hace inversiones masivas en salud mental en las escuelas de California y en todo el país.
No podemos enfrentar la crisis de salud mental de los jóvenes latinos solos; se necesita a toda la comunidad. Necesitamos el apoyo y la colaboración de organizaciones dirigidas por latinos, profesionales de la salud mental y líderes comunitarios.
Lo más importante, como comunidad, es que necesitamos hablar sobre la importancia de la atención de la salud mental y remover el estigma de buscar ayuda. Obtener la atención necesaria no nos hace ver débil, sino más fuerte.
Necesitamos tener estas conversaciones sobre las necesidades de salud mental entre nosotros y con nuestros seres queridos, ahora. Juntos, podemos avanzar en abordar la crisis de salud mental de los jóvenes latinos y asegurar que cada persona joven pueda vivir una vida saludable y satisfactoria.
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