DE UN ENERO NEGRO RESURGIÓ LA GLORIA
Roberto Trobajo Hernández; director general de AL Press
Si hay un pueblo fuerte, resurgido y reinventado, es el azerbaiyano. Muestra fehaciente es que se sobrepusieron a la masacre –acontecida en Bakú, los días 19 y 20 de enero del 1990- cuando soldados soviéticos asesinaron a centenares –incluyendo niños- durante aquel intento de dominación ordenado por Mijail Gorbachov. Ahora, en ocasión de un 35 aniversario, se rememora esa cruenta gesta.
Ese tal “líder” (calvo de cabeza manchada) se la daba de aperturista, revolucionario y hasta de pacifista, mientras mandó a tomarse por la fuerza al pueblo azerbaiyano, pretendiendo aplastar las ansias de libertad en un Azerbaiyán que decidió independizarse de aquella Unión Soviética que les sojuzgo durante años.
Los azerbaiyanos se opusieron férreamente y, a pesar de tantos muertos, imponiéndose pacíficos, pero con derroche de valor, resistieron -¡Vencieron!- y ratificaron su inquebrantable decisión de liberarse del comunismo soviético.
Gorbachov engañó a muchos y le regalaron un premio Nobel de Paz, pero los azerbaiyanos quedaron para la historia como un pueblo heroico invencible.
Después, los azeríes tuvieron que afrontar dos grandes guerras para sacar de sus tierras a los invasores armenios; derramándose más sangre de patriotas, lamentándose la martirización de valiosas almas, pero una vez más lograron hacer valer la dignidad azerbaiyana y el respeto mundial del que gozan.
Azerbaiyán se desarrolló muchísimo, potenciando el crecimiento económico de la mano con el talento humano, y así se erigió en la nación potente que es: paradigma de país pujante y exitoso.
Muestra elocuente del gran prestigio de Azerbaiyán es que presidió el Movimiento de Países No Alineados –aportándoles mucho a la humanidad en los duros tiempos de la pandemia del Covid- acrecentándose el reconocimiento internacional al punto de ser el anfitrión y actual presidente de la 29ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP29)
Esta pequeña-gigante nación, a orillas del mar Caspio, antesala de Europa y Asia, cada vez avanza más, deviniendo en un país ejemplo del buen desarrollo de un capitalismo muy social que vela por el bienestar de las personas, priorizándolas.
Azerbaiyán no solo demostró impresionantes capacidades para resurgir cual Ave Fénix, sino que demuestra saber ser buen amigo de todas las naciones, y eso le engrandece muchísimo más.