LA INFORMACIÓN ES ORO
Conversando con Roberto Castillo, Director del Instituto Ecuatoriano de Estadísticas y Censos
Por Gabriela Castillo; Corresponsal de AL Press en Ecuador.
La ejecución del Censo de Población y Vivienda 2023, a cargo del Instituto Ecuatoriano de Estadísticas y Censos (INEC), atravesó varios inconvenientes, uno de estos, el retraso en censar viviendas.
De 6,7 millones de residencias que tenían que ser censadas, se encuestó al 93% en el plazo previsto. Un remanente de 500.000 hogares quedó sin ser consultado, situación que se solucionó con una prórroga a inicios de 2023.
La dilación se originó por ausencia de 3.600 censistas, principalmente en tres ciudades de la Costa. La falta de los empadronadores se produjo, entre otras cosas, por el Estado de Excepción y la ola de inseguridad en la región Litoral.
Roberto Castillo, director Ejecutivo del INEC, reconoció que hubo ciertos factores que demoraron el operativo, pero el equipo -comprometido y profesional del INEC- permitió que la recolección de datos se ejecute de tal forma que los ecuatorianos tengan para septiembre de este año, los primeros resultados de una información “que es oro puro”.
Roberto Castillo, Director Ejecutivo del INEC.
Nació en Quito en 1985. Es ingeniero en Ciencias Económicas y Financieras por la Escuela Politécnica Nacional del Ecuador (2008). Máster en Economía por la Universidad Complutense de Madrid (2012).
Este miércoles, el INEC presentó los resultados del último Censo. En rueda de prensa, la institución presentó una evaluación técnica y el cronograma de resultados del Censo. Se estima que, para noviembre próximo, Ecuador ya contará con los datos completos del estudio.
En una entrevista, Castillo se refirió sobre algunas expectativas del Censo Nacional y el rol que cumple el INEC.
El INEC es una institución de la que dependen organismos públicos, privados; nacionales e internacionales ¿Usted alguna vez se vio en este rol tan fundamental?
Sí. Y me preparé para ello. Ingresé al INEC a finales de octubre de 2012 y he hecho mi trayectoria en diferentes áreas: estadísticas, operativos de campo, recolección, cartografía, muestreo, análisis... De hecho, de lo que tengo entendido, yo soy el primer director Ejecutivo de carrera. Estos cargos son de valoración política o por invitación del presidente, que en mi caso también se dio, pero yo venía a ser una persona que ha trabajado en el INEC previamente.
El Presidente de la República lo designó como Director Ejecutivo del INEC, en mayo de 2021, una época que arrastraba los estragos de la pandemia por la covid-19 ¿En qué condición se encontraba el INEC al llegar a sus manos?
El INEC se encontraba en una situación de desmotivación. Hay instituciones que no pueden detener los servicios y una ciudadanía que los necesita. Nosotros debíamos mantener operativas las encuestas para medir el desempleo, la inflación. Y así lo hicimos. Es un reconocimiento para los funcionarios que siguieron golpeando puertas y haciendo encuestas, para que el país no pierda información. El esfuerzo que hizo el sector público fue sumamente fuerte.
INEC anunció que el 26 de enero de 2021 se iban a conocer los resultados de la Encuesta Nacional Empleo, Desempleo y Subempleo (Enemdu) correspondiente a diciembre de 2020, pero se postergó ¿Qué impacto tuvo esa demora?
El INEC nunca se ha retrasado en la publicación de un dato. Lamentablemente, eso fue lo que sucedió en 2021. Con esa cifra se mide oficialmente la pobreza en Ecuador. Pasaron varias semanas en que los ecuatorianos no conocieron el nivel de pobreza después de salir de la pandemia. Eso fue algo que corregimos y lo hicimos de la mano de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y del Banco Central.
Por eso se corrigieron algunos detalles. Y las cifras se tuvieron que recalcular. Pero más allá, era que los analistas tengan un termómetro que reflejen el fenómeno, más no que reflejen el cambio de metodologías que se dieron en 2020.
El censo presencial se inició el 7 de noviembre y estaba previsto que concluya el 18 de diciembre, pero se extendió ¿Qué originó el retraso en el proceso?
Este censo fue el que más desafíos tuvo en la historia del país, comparado con los siete procesos anteriores. No solo porque se hizo después de la pandemia, sino porque la población se movilizó. Se contabilizaron cerca de 80.000 muertes en exceso, lo cual originó que la población se mueva. A eso se sumó el nivel de inseguridad y el desmedido uso de las redes sociales que generaron desinformación en todos los niveles. Pero, aun así, había que asumir el reto. Decidimos salir adelante con el proceso y así se hizo.
¿Qué respuesta tuvo el proceso en línea?
Somos el segundo país que lo implementó en la región. El primero fue Argentina. El censo en línea fue una innovación. Invitamos a los ciudadanos a dar sus datos de una manera distinta. En vez de esperar a que llegue un encuestador, las personas podían dar sus datos por internet, ya que cerca del 55% de los hogares, tiene el servicio. Nosotros llegamos al 20% del país (alrededor de 1 millón de hogares) aprovechando el uso de aplicaciones, lo que fue un logro.
Pero ese proceso en línea fue muy cuestionado...
El censo tuvo un ataque político de la oposición. Fue la primera vez que se atacó un censo de forma deliberada. Recibimos más de dos millones de ataques, pero el sistema nunca fue vulnerado y la información está custodiada. Ahí fuimos bastante precavidos en poner todos los protocolos de seguridad para que la información de los ciudadanos esté asegurada.
También hubo blogueros que decían que era ilegal y antiético pedir las cédulas de identidad, porque vulneraba los derechos de privacidad. Y nos pusieron tres acciones de protección y en cada una demostramos que se puede pedir el documento solo con un fin estadístico.
El registro presencial también presentó novedades y fue discutido.
El operativo iba a arrancar el 7 de noviembre, pero se decretó Estado de Excepción, por el ataque de terroristas a la Policía Nacional. Eso tuvo un efecto en el censo. Necesitábamos 18.000 censistas para la fase de empadronamiento. Ellos fueron seleccionados y capacitados. Y tenían que firmar los contratos el 5 de noviembre. El 20% de ellos no se presentó. Esto pasó sobre todo pasó en Guayaquil (Guayas), Machala (El Oro) y Esmeraldas (Esmeraldas). Así que cuando nos quedamos con menos personal, la planificación inicial de la producción de encuestas que se iba a hacer diariamente, se vio afectada.
¿Cómo se solucionó este impase?
Tuvimos que reorganizar el operativo, lo que implicó un retraso. No obstante, hemos concluido ya el censo. Entre febrero y marzo hemos continuado con la fase de verificación y validación para constatar que se visitaron las viviendas.
¿Cuándo se conocerán oficialmente los resultados?
En el imaginario de la ciudadanía, el censo concluye un día y creen que al siguiente van a tener disponible en la página web. Eso no ha sucedido, ni sucederá. Al ser una recolección masiva de datos, entra en una fase de procesamiento que viene a partir de abril y lo tenemos contemplado más o menos hasta mayo o junio.
Se realizó una valoración con acompañamiento del Banco Mundial, el Fondo de Población de Naciones Unidas, Cepal y el Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (Celade), que son agencias de Naciones Unidas. Todo apunta que para septiembre tendremos estos resultados.
¿Quién se beneficia con la información que se desprende del Censo Poblacional? ¿Quién hace uso de esa información?
Yo lo defino en dos grandes vertientes: la del sector público y la del sector privado. En la primera, las cifras serán útiles para las nuevas autoridades de Gobierno Autónomos Descentralizados (GAD). Ecuador crece en forma desorganizada. El censo es su mejor instrumento para organizar la política pública. Es decir, conocer el número de las viviendas asentadas en terrenos irregulares, acceso a servicios básicos (agua, luz, transporte, etc.). Todo esto servirá para que los gobiernos seccionales sepan dónde tienen que priorizar sus recursos. La información es oro.
¿De qué forma se beneficiará el sector privado?
El Padrón vuelve a ser útil porque ayuda a detectar las características de un nicho de mercado, para luego generar actividad privada. Ayudará a conocer un segmento de la clase media que está rentando. Y por algún cruce de información, se puede conocer que estas personas tienen un potencial de pago.
¿Cuáles son las ciudades que registran mejor desarrollo urbano? ¿Y por qué?
Ciudades que han sido muy valoradas son Loja y Cuenca. La segunda se convirtió en ejemplo en el tratamiento de aguas residuales. Ahí se puede transitar al lado del río Yanuncay y el agua huele bien. En cambio, en Quito, el río Machángara huele mal.
Sería bueno que Quito y Guayaquil tengan un tratamiento de aguas residuales. El río Machángara, en un momento determinado llega al río Guayas, entonces un agua que ya no esté contaminada, hace que toda la cadena podamos tener aguas en mejores condiciones.
Se estima que en 2050 la población urbana mundial se habrá duplicado, especialmente las urbes de movimiento comercial ¿Cree usted que Quito y Guayaquil tienen la capacidad de soportar un crecimiento urbano acelerado?
Interesante pregunta. Sin duda los dos alcaldes electos (Pabel Muñoz- Quito y Aquiles Álvarez -Guayaquil) tienen un reto. Son ciudades que, históricamente, captan toda esa migración del campo a la ciudad. Ahí radica la importancia del ordenamiento territorial. Esto hay que verlo como una gran oportunidad. Hay quienes sugieren que quizá para impedir ese crecimiento desordenado, sería oportuno mejorar las condiciones del campo. Eso es bastante complejo, pero es algo que se tiene que hacer.
Las cifras del INEC han revelado un problema latente en Ecuador: la agresión contra la mujer ¿Cómo se encuentra este indicador?
En 2012 presentamos la primera encuesta que determinó que seis de cada 10 en algún momento de su vida, fueron víctimas de alguna forma de violencia. En 2018 se actualizó el número y se identificó que subió a siete de cada 10 mujeres. Vemos que estos fenómenos hay medirlos cada cinco años. El próximo año haremos una nueva encuesta en coordinación con el Ministerio de la Mujer para abrir para tener mejores instrumentos y erradicar esta situación.
Nuestro rol es encender semáforos o alertas en territorio para que la política con recursos escasos pueda asignarlos de la mejor manera.
Y en esto venimos trabajándolo como un sistema de información de la mano de organismos como ECU911, Fiscalía. Y la sociedad civil que cuente con mejores instrumentos para palear esta realidad que es muy fuerte y que hace pocos años se empezó a hacer más visible gracias a la lucha constante de las mujeres.
PUNTUALES
En Ecuador se han desarrollado siete censos de población en los años 1950, 1962, 1974, 1982, 1990, 2001; 2010. La octava encuesta de hogares estaba prevista para 2020, pero la pandemia por la covid-19, el confinamiento obligatorio y demás medidas de bioseguridad obligaron a que el proceso se lleve a cabo en 2022.
El director del INEC estima que los primeros resultados del Censo Poblacional estarán en septiembre de 2023. Al igual que anteriores procesos, este tiene el acompañamiento de agencias de Naciones Unidas.
Según las cifras presentadas por el INEC, el nivel de pobreza de 2019 fue del 25%, pero subió al 33%, afectando a 1.4 millones de personas. Para diciembre de 2022, se ubicó en el 25,2%. "Prácticamente volvimos a los niveles pre pandemia", aseguró Roberto Castillo.
En 2024, INEC llevará a cabo la Encuesta sobre la violencia contra la mujer para identificar cuál es el grado de agresión en el género femenino y así generar herramientas para crear políticas en contra de esta problemática. La última encuesta fue en 2018 cuando reveló que hay violencia contra siete de cada 10 mujeres.