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EL DESCONOCIDO PRÓSPERO JAPÓN

Por Tetsuya Kuroyabu; Corresponsal de AL Press en Japón

Los ferrocarriles japoneses, incluido el metro, tienen fama de funcionarse estrictamente según horarios de operación. Si un tren sale con uno a dos minutos de retraso, se hará un anuncio para pedir disculpas a los pasajeros; 

 

“Salimos con un minuto de retraso. Pedimos disculpas a los pasajeros con prisa.”

 

“Este tren sufrió un retraso de cinco minutos debido a la asistencia médica de urgencia.”

 

Los trenes japoneses rara vez sufren retrasos, salvo en caso de lesiones personales o averías de los vehículos.

Hace unos 30 años, yo viajé en tren entre Cuzco (Perú) y Matchu Pichu. El tren de ida llegó al destino casi a tiempo, pero el de vuelta sufrió un retraso considerable y era medianoche cuando yo regrese a Cuzco.

 

Sin embargo, esto no quiere decir que los ferrocarriles peruanos sean inferiores a los japoneses. Lo que yo quiero decir es que el modo de funcionamiento de los ferrocarriles difiere según la realidad de cada país o región. No tiene sentido exigir puntualidad en la llegada de los trenes a Matchu-Pitsch.

 

En cambio, los ferrocarriles japoneses, sobre todo los de la metrópoli de Tokio, deben funcionar estrictamente según un horario o se desatará el caos urbano.

Intervalos medios de 2 minutos 50 segundos

 

El área metropolitana centrada en Tokio está cubierta por una red de ferrocarriles. Hay 655 estaciones, incluido el metro. La mayoría de ciudadanos utilizan el ferrocarril para ir al trabajo o a la escuela.

 

Por ejemplo, según Estadísticas 2022 de JR East(Ferrocarril del Este de Japón) JR Shinjuku, una de las mayores estaciones de Tokio, tiene 602.558 pasajeros diarios. 

 

Entre las 7.30 y las 9 de la mañana, las horas más concurridas del día, plataformas de la estación se llenan de gente que suben al tren y bajan del tren. Los trenes de La línea Yamanote, una línea de circunvalación de Tokio, circulan a intervalos medios de 2 minutos 50 segundos.

 

En estas circunstancias, si un tren se retrasa, la plataforma se inunda de gente y se causa gran confusión. De ahí que los ferrocarriles japoneses operen con el objetivo de no llegar ni un segundo de retraso.

 

El ferrocarril entre Cusco y Matchu Pitschu y el de Tokio son de naturaleza diferente. 

Apoyo de la inteligencia artificial

 

Las operaciones ferroviarias automatizadas en Japón son aún limitadas, pero la IA está desempeñando un papel importante en la determinación sobre operaciones. Por ejemplo, cuando se produce un accidente ferroviario, el AL de la sede de control sugiere el mejor proceso para una rápida recuperación, y lo muestra en un monitor en la cabina del tren. Los conductores toman medidas siguiendo las instrucciones de la IA.

 

En la época de las computadoras subdesarrolladas, los cerebros humanos gestionaban el funcionamiento de los ferrocarriles. Por ejemplo, si se producía un retraso en las operaciones, éste se compensaba realizando ajuste fino en la velocidad de desplazamiento y frenado. Era habitual detener un tren en un lugar determinado sin un error de 10 cm. Las habilidades de los conductores eran extremadamente sofisticadas en aquella época.

 

El desarrollo del AL ha facilitado las operaciones de ferrocarril. Sin embargo, sigue siendo un tenso trabajo, porque ellos son responsables de la seguridad y vida de pasajeros.

Un lado negro de la prosperidad económica 

 

Cuando se habla de los ferrocarriles japoneses, a veces se hace referencia a que los japoneses son muy estrictos con el tiempo. A los japoneses se nos enseña desde pequeños a ser puntuales en las escuelas y en hogar. Por tanto, puede ser adecuado para trabajos estrictamente orientados al tiempo, como servicio ferroviario. 

 

Sin embargo, esto tiene el aspecto de “arma de doble filo.” Hace casi 30 años, julio de 1990, se produjo un trágico accidente como consecuencia de esta disciplina de puntualidad. 

 

En el instituto Kobe Takatsuka en la cuidad de Kobe, oeste de japón, un profesor estaba frente a la puerta de la escuela, vigilando a los estudiantes que llegaban a clase, cuando una alumna se acercó corriendo a la puerta de la escuela, tratando de llegar dentro del tiempo límite. Sin embargo, el profesor cerró violentamente la puerta al llegar la hora límite, sin avisar ni un segundo. En consecuencia, la muchacha murió al quedar su cabeza atrapada en la puerta de acero.

 

El profesor fue detenido y castigado por la ley. A raíz de este incidente, se empezó a hablar de la necesidad de revisar las normas de la escuela, que eran demasiado estrictas.

 

La mayoría de las empresas japonesas exigen a sus empleados que lleguen puntuales al trabajo. Se les exige que anoten sus horas de llegada y salida en sus tarjetas horarias, y si se descubre que no son puntuales, se cuestiona su lealtad a la empresa y se les aplican recortes salariales. Sin embargo, irónicamente, muchas empresas dejan sin atender las horas extras.

 

Algunas empresas ferroviarias han instalado despertadores especiales en las habitaciones donde duermen los empleados del turno de noche. Cuando llega la hora de despertarse, un airbag instalado en la cama se infla y empuja la espalda del durmiente hacia arriba. El despertador automático obliga a empleados de la estación a trabajar sin un segundo de respiro. 

 

Si se produce un suicidio ferroviario, nadie lo lamenta. Esto se debe a que el retraso del tren obstaculizaría las actividades comerciales. La propia sociedad es como una máquina de precisión.

 

La prosperidad económica de Japón tiene un lado negro.

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