CONTRASTES
EN JAPÓN
Por Tetsuya Kuroyabu; Corresponsal de AL Press en Japón.
Hay una imagen estereotipada de Japón es un país asiático industrializado con una tecnología excelente. En las zonas urbanas hay muchos rascacielos modernos y varias fábricas de última generación, donde se desarrolla una actividad económica activa.
Sin embargo, poco se sabe de la otra cara de la modernización. Es la vida miserable de zonas remotas separadas de las ciudades, o sea una gran disparidad económica entre las zonas urbanas y las remotas. Los principales medios de comunicación japoneses, por no hablar de los extranjeros, han informado poco sobre este problema.
El 15 de mayo de 2024, visité una remota aldea de montaña que se llama Senchou, situada a tres horas en coche de Osaka, que es la ciudad más grande del oeste de Japón. En los años sesenta, mis padres fueron destinados a una única escuela primaria de esta aldea. Ambos eran maestros. Por esta razón, yo también viví en la aldea de montaña por unos años.
Ha pasado casi medio siglo desde que dejamos la aldea de montaña hasta hoy. Los cambios en la aldea durante este periodo revelan paradójicamente la otra cara oscura de la modernización de Japón, que es poco conocido en el extranjero.
Migración masiva de la población
Tras dos horas y media desde la ciudad de Osaka, mi coche se acercó a la carretera de montaña que conduce a la aldea. Lo primero que me sorprendió al llegar a la comunidad fue el drástico descenso de la población. Había muchas casas vacías que estaban inclinadas y a punto de derrumbarse. Hace 50 años había una escuela primaria y una clínica. Sin embargo, estas instalaciones públicas habían desaparecido.
Le pregunté a un campesino qué había pasado. Me dijo que, uno a uno, los aldeanos abandonaban sus tierras y se iban a trabajar por las fábricas en las ciudades y ahora sólo quedaban 12 casas en la aldea. Cuando yo vivía aquí, había unas 70 casas. También había muchos niños. Sin embargo, actualmente la mayoría de los que permanecen en la comunidad son ancianos.
Debido al descenso de la población, tanto la escuela como la clínica se cerraron hace más de 30 años. La zona donde se encontraba la clínica se ha convertido en un campo de césped.
Una casa tenía un muro derrumbado que dejaba al descubierto el interior. El suelo estaba podrido por la lluvia. El jardín estaba cubierto de hierba. Los arrozales de las antiguas laderas de las montañas se han convertido en selva virgen.
Durante el verano, la gente viene de las ciudades a pescar y acampar, pero en invierno la aldea queda aislada al estar cerrado por la nieve. Lo único que permanece igual desde hace medio siglo son las montañas circundantes y el rio cristalino que atraviesa la aldea.
Disparidades entre zonas urbanas y remotas
Para resolver el problema, es necesario obtener apoyo público. Sin embargo, bajo el neoliberalismo introducido por el gobierno actual, la revitalización de las zonas remotas está en manos de los ciudadanos particulares.
Hisahi Kojima, que vino de la ciudad para revitalizarlo mediante la agricultura, dice:
“Al principio, los jóvenes de la ciudad venían a ayudarme en las tareas agrícolas, pero poco a poco se fueron alejando. “
Sin apoyo público, la regeneración rural es muy difícil.
Supongo que lo que ocurre en esta comunidad sucede en zonas remotas de todo Japón. La brecha económica entre las zonas urbanas y rurales es cada vez mayor.
La tasa de autosuficiencia alimentaria (en 2023) basada en calorías de Japón es de sólo el 18%, ocupando el puesto 128 de 182 países y regiones del mundo. Esto es el resultado de la devaluación de la agricultura. Detrás de la política de dar prioridad a la industria y el comercio se esconden multitud de problemas sin resolver.